La neurociencia indica que nuestra vida está controlada por un 98% por nuestras creencias subconscientes.

Las creencias son información que tenemos sobre nosotros mismos y sobre el mundo, son verdades incuestionables. Cada uno de nosotros tiene una serie de creencias personales adquiridas a lo largo de nuestra vida. Las consideramos como verdaderas pero que no son un reflejo de la realidad. Afectan a la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás, del mundo y de las circunstancias que nos rodean.

Las creencias no se basan en un sistema de ideas lógicas. Su función no es coincidir con la realidad. Recordemos que la mente no sabe lo que es real y lo que no es real. Por lo tanto las creencias funcionan como la fe; no hay un sustento concreto que las compruebe, son generalizaciones mentales.

Nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, la percepción que tenemos de nosotros mismos, nuestro valor, lo que merecemos, nuestra salud, nuestra creatividad, la manera en que nos relacionamos e incluso nuestro grado de felicidad y de éxito que experimentamos

Las creencias, pueden ser potenciadoras o limitantes. Nuestras creencias nos definen, si tenemos un programa de que somos perdedores, exitosos, eficientes, felices, abundantes, eso mismo manifestaremos en nuestra vida, eso es lo que atraeremos y así nos comportaremos.

Cuando hablamos de creencias subconscientes, hablamos de verdades que yacen por debajo de la conciencia y que operan sin que nos demos cuenta. Cada vez que percibimos o experimentamos algo, el cerebro recibe este estímulo y busca información en nuestro subconsciente para ver a que remite esa información y desde esa interpretación actuamos. Es como si lleváramos puestos unos lentes de un color en especial y solo lo que aquellos lentes nos permiten ver, será lo que veremos.

Las creencias subconscientes también tienen la poder de ser profesias autocumplidas, ya que determinan la forma en que nos comportamos, pensamos, actuamos y vemos la realidad. Si creemos que no valemos nada, que nunca llegaremos a nada, que no merecemos el éxito, que los demás son crueles y quieren que fracasemos, etc., llamaremos a esas experiencias a nuestra existencia.